Por mucho que mi invitada de esta semana se empeñe en asegurar que su profesión es justo eso, una profesión, a medida que vayan ustedes escuchando la entrevista se darán cuenta de que ser director de casting es algo que requiere su poquito de sensibilidad artística. Al final se trata de ser capaz de apreciar ese algo especial que puede convertir a un actor no ya en el protagonista ideal de una película, sino en una rutilante estrella cinematográfica.
Y oigan, igual me equivoco, pero yo diría que Arantza Vélez tiene buen ojo para eso. En su haber se encuentran descubrimientos tan apabullantes como el de Natalia de Molina en Vivir es fácil con los ojos cerrados o Ingrid García Jonsson en Hermosa Juventud. Y lo que te rondaré, morena.
Si siempre han pensado que los directores de casting son esos señores que te dicen desde detrás de un foco que ya te llamarán necesitan escuchar esta entrevista inmediatamente. Y si no, también. Hale, a pinchar.
Viva la Gente 